lunes, 12 de diciembre de 2011

Ruta de los molinos

La primera parada, en el molino del Algarrobo


El molino del Algarrobo pertenece al grupo de "molinos de río", dentro de la ribera urbana del Guadaíra. Tecnológicamente es un molino de rodezno, en el que el agua represada mediante un azud converge en los "cubos", pasos estrechos en cuyo interior se situaban los rodeznos, ruedas hidráulicas que movían las piedras encargadas de moler el grano.


No existen referencias documentales al molino del Algarrobo anteriores al siglo XV, cuando se señala su propiedad por el monasterio sevillano de San Jerónimo de Buenavista. Arqueológicamente tampoco existen indicios de un posible molino previo, ni bajomedieval ni andalusí. El edificio que podemos ver actualmente se organiza a partir de una gran torre de planta cuadrada coronada con una azotea almenada. En su parte delantera se sitúa un porche, estancia usada como zona de carga y descarga del grano y la harina. En la parte trasera de la torre, sobre el curso fluvial, se sitúan dos salas de molienda sucesivas, con un total de tres piedras. El azud conectaba el molino con la orilla derecha del Guadaíra, represando a la vez las aguas para producir la fuerza hidráulica. En esta orilla derecha se construyó el molino de La Caja, actualmente destruido en parte por la construcción de una fábrica de harinas en el siglo XIX.



La parte más antigua del molino del Algarrobo es la torre, fechada en el siglo XIV por su tipología constructiva, similar a otras torres de las inmediaciones. Ya durante la Edad Moderna se construyeron las salas de molienda, que sustituyen a las originales bajomedievales, arruinadas probablemente tras alguna crecida del río. Como detalle singular destaca la decoración de incisiones y espigados que todavía puede verse en la fachada oriental de la sala de molienda principal. Por último, el porche responde a la tipología de construcciones del siglo XIX, siendo así uno de los últimos añadidos a este edificio.

El molino del Algarrobo fue sometido a un importante proceso de recuperación en el año 2003, en el que se quiso mantener para cada elemento del molino su aspecto original: piedra vista en la torre, enlucido en las salas de molienda y encalado con zócalo rojo en el porche. De esta forma se evidencian al visitante de manera visual las diferentes fases por las que ha pasado el molino, posiblemente uno de los más complejos de la ribera molinera de Alcalá.

Son surcos del azar los caminos

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