viernes, 20 de mayo de 2016

Regina Turdulorum

Los restos de la ciudad romana Regina Turdulorum, encontrados cerca del municipio pacense de Casas de Reina, forman un conjunto muy interesante, en perfecto estado de conservación, en el que destacan el foro y un teatro del siglo I d.C.


 El teatro romano fue construido en época de los emperadores flavios, tenía capacidad para acoger a mil espectadores y estuvo en funcionamiento hasta el siglo IV d.C.


La restauración que se ha llevado a cabo en el teatro te permite ver los elementos originales de este espacio, que fue uno de los más importantes de la Península. Además de servir como centro para realizar espectáculos típicamente relacionados con las representaciones teatrales, también se desempeñaron en él otras actividades.












Por su parte, el foro romano de Regina conserva algunos cimientos de casas, edificios civiles, pórticos y algún que otro resto de pavimento o de vía romana que te transportan directamente a esta etapa de la historia.


Gracias a diversas excavaciones también se ha recuperado un templum porticado con una pequeña sala dedicada al culto al emperador y a la casa imperial, junto al que habrían existido otros edificios, como el mercado y la basílica.


Destaca el elevado número de cloacas que han quedado al descubierto en las diferentes catas y que reflejan el impresionante sistema de alcantarillado de esta ciudad romana.

Son surcos del azar los caminos

martes, 17 de mayo de 2016

Mina La Jayona


La Mina La Jayona es una antigua mina de hierro situada en la sierra del mismo nombre, en el término municipal de Fuente del Arco, provincia de Badajoz  declarada monumento natural 



 El origen de la mina se inicia con la llegada de los romanos y ha estado en explotación en distintas fases hasta su cierre definitivo en el año 1921. El Marqués de Bogaraya le vendió el coto minero a la empresa Sociedad Minera de Peñarroya . Su explotación se caracterizó por sus numerosos fraudes en la declaración de la cantidad y calidad del hierro extraído y la intervención final del estado. La mina fue muy rentable durante la Primera Guerra Mundial, pero el descenso de la demanda y los conflictos sociales posteriores provocaron su abandono.
Desde finales del siglo XX se recuperó para uso recreativo, primero de forma espontánea y después como valor turístico.


A principios del siglo XX, entre 1900 y 1921, casi 500 mineros, incluidos mujeres y niños, excavaron la Sierra de la Jayona en las minas «Monstruo» y «Ya te lo decía», que formaban el coto minero de La Jayona, para extraer más de 270.000 toneladas de mineral de hierro de las calizas que lo ocultaban.
Hasta el año 1905, el mineral era transportado con borricos hasta la fundición de Fuente del Arco, y a partir de este año, con ayuda de un teleférico, ya desaparecido, que atravesaba las sierras cargando con el hierro extraído por los mineros. En la fundición, situada en la estación del ferrocarril, a más de 6 km de la mina, se realizaba el primer tratamiento del mineral, antes de ser transportado por un ferrocarril de vía estrecha, del que todavía se conserva el trazado, hasta la fundición de Peñarroya, propiedad de la Sociedad Minera de Peñarroya, explotadora también de la Mina La Jayona


La explotación dejó una ladera llena de escombreras de color rojizo que sobresalen sobre el verde mediterráneo de la Sierra de la Jayona, escombreras entre las que se esconden cargaderos y ruinas mineras, testigos de un pasado reciente más próspero. Pero, sin lugar a dudas, el mayor legado de la explotación lo constituye el hueco excavado para extraer el mineral, que con sus más de 700 m de longitud y 50 m de profundidad, ha dejado al descubierto las entrañas de la tierra. Por este hueco, en la actualidad, pueden recorrerse cuatro de los 11 niveles dejados por la explotación.




El nivel número 2 es el que recorre, con sus 230 m, el interior de la Mina a mayor profundidad. Las galerías, con sus claroscuros, dan paso a cortinas de luz que se abren a andenes llenos de vida y de color, rodeados de grandes taludes rocosos. Galerías en las que los juegos luz producen sensaciones sorprendentes en los que la oscuridad se mezcla con el silencio, y en su final, la luz con la vegetación en un armonía especial. Pero es en el tramo final de este nivel cuando, al abrigo de recovecos y al color de la roca ya exenta de vegetación, la luz alcanza los matices más sorprendentes, y las sensaciones se mezclan entre la incredulidad y la sorpresa. Sorpresa que alcanza su cénit al final de la quinta galería, cuando de forma repentina aparece la Sala de las Columnas. La grandiosidad, los contrastes, la roca viva, se mezclan con la imaginación de los sorprendidos visitantes, que no atinan a comprender cómo unos esforzados mineros, a principios de siglo XX, pudieron excavar las entrañas de la tierra para dejar un hueco semejante. Pero además de los juegos de luz, donde los haces iluminan y colorean la roca, la actividad ha dejado visible restos de la explotación minera, como muros de sostenimiento, anclajes o polvorines, que dan fe de los escasos medios materiales utilizados en la explotación. La excavación también ha dejado al descubierto, de forma nítida, un plano de falla de más de 500 , único en España, al que cada día la luz ilumina para indicarnos que la Tierra estuvo viva hace millones de años.
En este nivel también puede apreciarse como higueras, zarzas o helechos favorecidos por el microclima existente en el interior, en el que la humedad y la temperatura son típicos de zona de umbría, cubren y tapizan de forma salvaje el fondo y paredes de la mina (por las recientes lluvias no la pudimos visitar)


El nivel 3 recorre, con sus más de 161 metros, en paralelo y elevado 12 m sobre el nivel anterior, la misma parte de la Mina. En el tramo inicial, pequeñas galerías dan paso a andenes estrechos de mayor longitud. Andenes desde los que puede verse parte del recorrido realizado o cómo la vegetación viste de vida el camino. La última galería precede al fin de un viaje sobre una pasarela apoyada sobre un antiguo cargadero. Las higueras trepando aprovechan cualquier oquedad formada por la disolución de la roca. Formación de mineral en cualquier lugar, pequeñas estalactitas a la altura de la vista, muros de piedra increíbles adornados por helechos y verdín. Pequeñas infraestructuras dejadas por la antigua actividad minera. Hojas de higuera u oquedades en la roca rellenas de óxidos rojizos, vistas al contraluz, son acompañantes de una visita sorprendente. (por motivos de mantenimiento no lo pudimos visitar)



 El nivel número 4, con sus 297 metros de longitud, es el de mayor recorrido. Situado a mayor altura que los niveles anteriores, en él también se suceden andenes, galerías y plataformas llenas de miradores, en los que la vegetación sigue presente. En las galerías de poca extensión y con formas caprichosas, los focos de luz ganan presencia a medida que el recorrido avanza. La oscuridad de los más de 70 m de su última galería, es conquistada por rayos de luz que penetran desde su boca de salida y por un balcón colgado a más de 25 m sobre la Sala de las Columnas, para dejarnos ver un arco de sostenimiento conquistado por una vegetación exuberante. En este nivel también puede disfrutarse de una panorámica de la mina “Monstruo”, observar a vista de pájaro la superposición de niveles recorridos como si de una maqueta se tratase, o cómo el antiguo cargadero de mineral, en el interior de la Mina, fue construido piedra a piedra. Higueras trepadoras que para vivir extienden sus raíces varios metros en busca de alimento. Nidos de barro de las colonias de aves roqueñas que aprovechan cualquier galería, o rapaces que sobrevuelan la despensa en la que se ha convertido la Mina.






















Son surcos del azar los caminos

jueves, 5 de mayo de 2016

Santuario de Nuestra Señora del Ara

El Santuario de Ntra. Sra. del Ara se encuentra situado en las estribaciones de Sierra Morena y a unos siete kilómetros de Fuente del Arco (Badajoz). Todo el paraje que lo circunda resulta ser de gran riqueza arqueológica, aflorando sobre todo restos romanos, lo que nos lleva ha sospechar de la posible existencia de algún centro religioso y cultural pre-cristiano. 



El santuario lo mandó edificar, casi a sus expensas, el prior santiaguista Don García Ramírez. La construcción data de finales del siglo XIV principios del XV, y en un principio no existía nada más que la iglesia sin espadaña ni camarín, y unas construcciones anexas de las que aun hoy quedan restos. Concluida la iglesia en 1494, existían dos casas de morada junto a la ermita, la ocupada por el santero y la que acogía a los que venían a velar, más una bodega. En 1549 ya existía la Sacristía, aunque reformada posteriormente para la construcción y acceso al Camarín.



Los arcos tapados que se observan indican que formaron una galería abierta, como se refleja en la documentación de 1549. La arquería de la fachada sur de la Iglesia, de estilo mudéjar esta compuesta por arcos muy peraltados que se apoyan sobre pilares poligonales (los únicos que hoy permanecen al descubierto), los de oeste y norte fueron cegados al levantar las construcciones anexas.



Tras la arquería observamos una puerta de acceso al interior del templo con arco de herradura enmarcado en alfiz, donde aparecen restos de columnas romanas. A finales del siglo XVI la iglesia era la misma que ahora contemplamos, salvo que no contaba con la espadaña (campanario), ni con el camarín. Se debió contar con algún pequeño campanil sobre el arco toral, ya que encima de dicho arco, hasta 1494 se encontraba una esquila y en 1603 se compró la campana de la ermita de Ntra. Sra. del Ara
 


 La espadaña se levanta sobre los muros de los pies de la iglesia y se compone de dos cuerpos. El primero con dos vanos con arcos de medio punto, y el cuerpo superior con un solo vano y dos aletones triangulares curvos. Los dos cuerpos tienen medias columnas adosadas y el superior se corona con un frontón triangular. La espadaña se finalizo a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. La única nave de la iglesia se cubre con bóveda de cañón, y tiene una longitud de 17 metros y una anchura de 8 metros y medio. Todo el edificio se encuentra orientado hacia saliente. Entrando en el patio que forman los pies del templo y las construcciones anexas, en la documentación de la Orden de Santiago estas construcciones anexas aparecen como: Aposentamientos. Casa del santero. Bodega con lagar. Molino de aceite, del que se hace ya mención en 1575. En el suelo de una de las salas del molino aparecen las bocas de las tinajas empotradas en el suelo, donde se guardaba el aceite. En esta sala como único adorno aparece el escudo oval de armas de la Orden de Santiago.  



La única nave de la ermita se cubre mediante bóveda de cañón de estructura poco frecuente, presenta diseño con acusado peralte sustitutivo quizás, de una cubierta de madera anterior. 


En 1736, se finalizó las pinturas de la bóveda del Santuario, con un magnífico programa iconográfico desarrollado sobre la bóveda de la iglesia, de autor desconocido aunque probablemente de la escuela llerenense, y evocando de forma directa creaciones de grandes maestros. Por estas fechas debió colocarse el Retablo mayor.



El Camarín, se terminó a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. La obra del Camarín, exigió la ampliación de la antigua Sacristía, prolongándose más allá del espacio ocupado por la capilla mayor hasta el límite del propio camarín. Es de planta cuadrada, sobre la que emerge un cuerpo octogonal con linterna de media naranja, de clara influencia barroco-renacentista.


La Capilla Mayor, que se abre a la nave central por un gran arco toral, reduce su anchura a poco más de 5 metros y su profundidad es de 4 metros y setenta y cinco centímetros. Dicha capilla se divide en dos tramos, señalados en superficie por delgadas columnas adosadas y se cubre con bóveda de crucería. El testero queda ocupado por un hermoso ejemplar de retablo barroco de tres calles, con abundante profusión de elementos escultóricos casi de bulto redondo, que se adaptan a los ochavos de aquel también en altura, al dotársele de cascarón de paños triangulares. 




En la calle central a los pies de la imagen titular, se colocan las imágenes de bulto del rey Jayón y su hija, a través de un gran ventanal (lugar en el que se coloca la imagen) queda abierto el Camarín, estancia de planta cuadrada con pilastras en los ángulos que facilitan el paso a las pechinas de la cúpula.

 El acceso a dicho Camarín se logra por espaciosa escalera que arranca de la sacristía, estancia también abovedada por cañón sobre lunetos y dividido por dos tramos en fajón, con una superficie de 9,15 X 4,25 metros.



Los maestros pintores recurrieron a compartimentar el espacio de la bóveda de la nave de la iglesia en grandes recuadros, insertos en una retícula formada por una fantasía grotesca a base de figuras femeninas aladas de raíz vegetal y carnosos roleos



 De esta manera logran veinticuatro rectángulos que, junto con los dos cuartos de círculo del muro del coro alto, hacen posible el desarrollo de otras tantas escenas del libro Génesis.


 Cada una de estas escenas se numeran, del 1 al 26, para formar determinados bloques, ya que no siguen linealmente el texto bíblico y se acompañan de la pertinente leyenda extraída del mismo texto. 


La historia de la creación, paraíso, destierro e hijos de Adán y Eva (Caín y Abel), se distribuye en doce escenas (nº 1-12)


 la de Abraham desde su encuentro con Melquisedec hasta el sacrificio de su hijo, en otras cinco (nº 13-17)


la del Diluvio desde la Torre de Babel hasta el Sacrificio de Noé, en cinco (nº18-22). Las cuatro restantes se destinan a la historia de Issac y Rebeca (nº 23-26).


En la bóveda del coro se han dispuesto, a los ángulos, cuatro bellas figuras femeninas, acompañadas de diversos atributos, que vienen a representar los cuatro puntos cardinales y los signos correspondientes del Zodiaco.




La superficie de los muros se decoran en la parte superior con un simulado entablamento por el que discurre un original friso de poderosos roleos vegetales, en el que se insertan figurillas y algunos animales. 


Un continuo de rectángulos, bajo este entablamento, acoge alternamente, un tema floral y una estación de Vía Crucis. Por fin, en la parte inferior, aflora un continuo de cuerpos prismáticos en sesgo, en cuyos netos se dibuja una ventana de arco conopial, produciendo así la ilusión de un ordenado paisaje arquitectónico.


La leyenda, cuenta, que Habitaban en esta zona la Princesa Erminda y su padre, el rey moro Jayón, que era ciego.
Bien pudiera ser que estos personajes de la historia, fueran reyezuelos Taifas, es decir, los pequeños reyes que en el último periodo de la denominación musulmana habitaban en la península.


Bueno, pues un buen día la Princesa se encontraba jugando junto a una fuente y se le apareció la Virgen María, en forma de una joven doncella, sobre la copa de una encina. Esta aparición se hizo más frecuente, hasta que un día vio brillar sobre la cabeza de la jovencita una aureola destellante.
Erminda le preguntó:
- ¿Quién eres?
- La Virgen María, -le contestó la jovencita-.
- Pues entonces, si eres la Virgen. ¿Por qué no le devuelves la vista a mi padre?.
- Lo haré, pero cuando os convirtáis al cristianismo.
Al convertirse Erminda y Jayón, este recobró la vista.
Entonces comenzó a levantarse una capilla en su honor en un lugar muy cercano, donde hoy figura una cruz de hierro; pero lo que construían durante el día, por la noche se derrumbaba. Así, el rey empezó a tener miedo y trató de huir del lugar, pero al intentar atravesar la Ribera del Ara, el agua se lo impidió.
Habló con la Virgen y Ésta le dijo que la ermita que estaba construyendo se le derrumbaba porque no la hacia en el lugar que Ella deseaba. Es decir, en la encina donde se aparecía. Así pues, se levantó la ermita en el lugar en el que hoy existe, y se dice que la encina se cortaba y volvía a retoñecer.
La construcción de la ermita la realizaron todos los moros convertidos y uno que abandonó renegando su fe cristiana, los demás lo castigaron y lo pusieron preso de corma (especie de cepo formado por dos tablas que lo ponían en los pies para que no pudiera moverse) y cadenas; después se vería libre de este castigo por mediación de la Virgen

Son surcos del azar los caminos