Llegó el día de volver al tajo. Una nueva liberación nos estaba esperando. Y volvimos al principio de los tiempos, al lugar en donde empezó todo hace un par de años el Castillo de las Aguzaderas, en el Coronil. Un mágico entorno en donde tuvo lugar el juramento de los estatutos del liberador de sendas , caminos y miliarios.
En esta ocasión, por diversos motivos personales, familiares o de salud, algunos de los miembros fundadores no pudieron estar presentes, pero en todo momento su espíritu estuvo presente.
Pero otros , que hasta ese día eran aspirantes, se convirtieron en miembr@s de pleno derecho y así juraron las "tablas del liberador"
Todos fuimos pasando las pruebas de valor y compromiso, hasta llegar a la torre del homenaje .
Una larga jornada nos aguardaba, y por no tomar las correspondientes pastillas (la de la memoria), tuvimos un pequeño despiste, sin mayor trascendencia, que dió lugar a una suculenta tostada, con todos los avíos.
Continuará.....
Son surcos del azar los caminos
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