lunes, 28 de enero de 2013

Que pasa, tronco




A la llegada al cortijo de Paco Marín, pese a que alguno se empeñaba en saltar el muro, no tuvimos mas que pasar la cancela y proseguir....





.... aquí, nos encontramos en una pequeña encrucijada con dos opciones, seguir hacia Santa Olalla o subir al mirador de la mina de Teuler....




... y optamos por el plan B, y allí estaba, entre encinas y quejigos el viejo alcornoque, con su cuerpo, casi al desnudo.





En la orilla del camino, para dar sombra a los caminantes y liberadores que por estos parajes se dejan ver, y servir de cobijo a cienes y cienes de pajarillos de distinta clase y condición.


... y era verdad, pese a su gran talla "humana", de todos nosotros, eran seres insignificantes al lado de tan majestuoso monumento natural.


PD: por favor, no me mandéis mas correos con propuestas para la próxima liberación que se bloquea el correo.

Son surcos del azar los caminos

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